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  1. “Ya te maté en una ocasión, y apuesto a que volverás una y otra vez… no importa cuántas veces te asesine. Tu tendencia a volver del umbral de la muerte no tiene nada que ver con tu factor de curación. Tu poder mutante NO es la regeneración. Es la POPULARIDAD.”

    Durante muchos años el cómic ha sido muy infravalorado, poniéndolo como simple entretenimiento para niños. Han tenido que pasar muchísimos años para que, al fin, empezara a considerársele un lugar más respetable junto a la literatura. Escritores como Neil Gaiman, Frank Miller o Alan Moore (por mencionar algunos) son los que le han dado a este género de la narrativa un nivel más profundo y respetable. Un claro ejemplo es Watchmen, la novela gráfica del ya mencionado Alan Moore, que ha sido considerada por el Times dentro de la lista de las 100 mejores novelas de la historia, siendo el único cómic en lograr algo así. Hablar de cómics es algo muy difícil, ya que existen infinidad de mundos, de realidades, de historias en las que uno no acabaría por sumergirse del todo, porque siempre hay algo más. Es la libertad creativa que el mundo de los cómics le da a los autores, lo que ha hecho que éste fenómeno de la cultura pop tenga un lugar en la cumbre del intelectualismo. Es todo esto lo que nos trae a la reseña de esta ocasión: “Deadpool: Trilogía Asesina”, uno de los mejores regalos que he recibido. Comencemos.



    Título: Deadpool: Trilogía Asesina
    Autor: Cullen Bunn
    Ilustrador: Varios
    Editorial: Marvel Ómnibus/Editorial Televisa

    Argumento.

    Probablemente el mercenario más habilidoso del mundo y definitivamente el más irritante: Wade Wilson, quizá sea el único personaje del Universo Marvel que ha tomado consciencia de los mecanismos ocultos en su realidad. Pero su búsqueda por la verdad de la existencia se tornará sangrienta. Prepárate para pasar por emociones delirantes en esta trilogía cargada de aventuras y humor negro. Pero no bajes la guardia, en cualquier momento Deadpool podría llegar hasta nuestro mundo…
    (Extraído de la parte posterior del libro)

    Opinión.

    Para empezar a dar mi opinión, creo que debo poner en claro que, sí, Deadpool es uno de mis personajes favoritos en los cómics. Si tú no sabes quién es este sujeto, puedes dar clic AQUÍ y luego regresar a leer esto. Y, bueno, ¿qué es Trilogía Asesina? Es un recopilatorio de las historias que Cullen Bunn escribió para el personaje en cuestión. Los títulos que esta trilogía contiene son: Deadpool mata al Universo MarvelDeadpool Killustrated y Deadpool mata a Deadpool.

    La historia comienza con un Deadpool acabando fácilmente con los Cuatro Fantásticos. Así, sin más. Las primeras escenas son eso, la muerte de estos icónicos personajes de Marvel Cómics. Después, a modo de flashback, comienzan a relatarnos el porqué de esas primeras fuertes escenas. Vemos una introducción en la que el núcleo de toda la trilogía en general es mostrado: Deadpool, manipulado por el Psychoman se da cuenta de algo que nunca ningún personaje había advertido, el hecho de ser un personaje. Deadpool se da cuenta de que no es más que una creación, un títere al que pueden controlar, e incluso modificar, una y cuantas veces sean necesarias. Es algo fuerte para nuestro protagonista dicha revelación, es por eso que llega a una conclusión bastante acorde con su personalidad: matar a todos los personajes del universo para liberarlos de aquellos hilos opresores. Entonces vemos cómo Wade va acabando con cuanto villano o héroe se le pone enfrente. Vemos morir a Spiderman, a los Vengadores, al Profesor X, a Wolverine, al Punisher, etc. Al final del libro nos damos cuenta que Deadpool encontró el “Nexo de todas las realidades”, lo cual le da el poder de viajar mediante todos los universos posibles. Punto Bueno: la acción junto con la revelación introductoria que se nos da en este primer libro. Aquí vemos escenas totalmente épicas, con peleas bastante buenas, pero nunca fuera del hilo que el escritor ya había ideado

    Después viene el segundo libro, Deadpool Killustrated, algo bastante loco y épico, que resulta ser para mí el mejor de esta trilogía. Mientras Deadpool va a matando a los personajes Marvel, se da cuenta de que nuevas versiones de estos van apareciendo, y es algo que nunca va a acabar. Así que, basado en la astucia, llega a su segunda gran conclusión: matando a la inspiración podrá matar a los personajes y así liberarlos. Así que decide tomar toda su furia y armas y adentrarse al mundo de los clásicos de la literatura. Aquí vemos cómo nuestro mercenario va acabando con personajes clásicos como Mowgli del libro de la selva, Moby Dick, Los tres mosqueteros, Frankenstein, Sherlock Holmes, etc. En verdad no quiero dar muchos detalles de este libro, porque es muy bueno y me gustaría que lo fueran descubriendo por sí mismos. Sin embargo, tengo un Punto muy bueno: la conexión mostrada entre personajes literarios y personajes de cómic; es decir, cuando Deadpool mata al Dr. Jekyll y Mr. Hyde, está matando también a Hulk, ya que son la inspiración de éste, y así con muchísimos personajes. Algunos ejemplos son: Vision, inspirado en Pinocho; Namor inspirado en la Sirenita; el Ghost Rider inspirado en el jinete sin cabeza. Una historia un tanto descabellada, pero buenísima en acción y contenido. Deadpool haciendo de las suyas hasta en los libros que tanto amamos.


    Y al final tenemos Deadpool mata a Deadpool, que continúa con el hilo de todas las realidades del universo. Aquí Deadpool llega a su tercera gran conclusión: en realidad él es el motor de todas las realidades, así que decide matar a todas sus versiones. Creo que en este libro es donde vemos las escenas de pelea más épicas dela trilogía en general, con muchas peleas muy buenas, repletas de rojo y negro como el traje de nuestro antihéroe favorito. En esta historia podemos observar a un sinfín de versiones alternativas de Deadpool, algunas tan chuscas como monstruosas. Pandapool, Galactipool, Deadpool Dinosaurio, Deadpool el pato, Dogpool, DeadGroot, Deadpool Wolverine por mencionar sólo algunas. Una historia donde todos los Deadpool del universo se ven enfrascados en una batalla épica, llena de humor negro y sarcasmo. Entretenida como sólo ella misma, esta historia fue la que más risas pudo sacarme de toda la trilogía. Una genialidad por parte de Cullen Bunn.

    Conclusión.

    Quizá no he dicho mucho de la historia en sí, quizá dije de más, no lo sé. Lo que sí sé es que debo tener esta historia cerca pare releerla una y otra vez, ya que es una idea muy fresca e innovadora. Una idea que explota al máximo las capacidades de este personaje tan versátil que es el mercenario bocazas. Sin duda, una de las lecturas más placenteras que he tenido en los últimos meses. Diversión, sarcasmo, dudas existenciales, sangre, chimichangas, sangre, acción, sangre, comentarios irrelevantes, ¿ya dije sangre?, un personaje que va creciendo durante lo largo de la historia, que va descubriéndose a sí mismo, que materializa sus demonios es lo que podremos encontrarnos tras las tapas de esta gran trilogía. Sin duda el Cómic, ahora que se ha vuelto un poco más accesible para todo el público, seguirá siendo de mis lecturas predilectas. La Trilogía Asesina es la imaginación de un gran escritor puesta al máximo nivel. Incluso el mismo Bunn escribe que Deadpool Killustrated es el mejor título de la historia. Quizá no lo sea, pero sí es una excelente y placentera lectura.

    <<Pero oye, Juan, ¿podrías resumir toda esa porquería que acabas de decir? No creerás que vamos a leerlo todo, ¿verdad? Dinos qué nos vamos a encontrar en Deadpool: Trilogía Asesina>>. Bueno, amigos, la respuesta está entre las páginas de la obra:

    “¡Es la continuidad! La continuidad nos tiene atrapados como moscas en una tira adhesiva… Abusa de nosotros, nos hace sufrir, nos hace bailar como títeres, convirtiéndonos en ratas para experimentos…”


  2.  No sé por qué, pero parece que, de todas las cosas malas que sucedieron alguna vez aquí, quedan pedacitos que andan dando vueltas por ahí, como recortes de uñas o desperdicios que alguien hubiera barrido debajo de una silla.”

    En el mundo de la literatura, el género del terror/horror es uno de los que posee uno de los puestos privilegiados y, en lo personal, es quizá mi género favorito. Así como en la literatura el género tiene un puesto importante, hay autores que poseen uno dentro del género, y por más que pensemos y pensemos, en los últimos años, ese trono le corresponde a una sola persona: Stephen Edwin King. Desde hace mucho tiempo que tenía ganas de leer al Maestro del terror, como se le conoce a King, pues ¿quién de nosotros, niños en los 90s, no fue víctima del Payaso Eso, por ejemplo? Y si hay una consigna en cuanto películas basadas en literatura es que, en la mayoría de los casos, el libro es mejor. El único problema que me posponía empezar a leer al estadounidense, es que muchos de sus libros se encuentran a unos precios muy elevados. Para poner un punto de partida, no hay una sola de sus obras que cueste menos de $150 MXN, y teniendo en cuenta que Stephen King tiene más de 50 novelas, las cuentas se disparan increíblemente. Pero el deseo de comenzar a leerlo se volvía más y más grande, y crecía con cada sinopsis que leía de él; hasta que, casi como caída del cielo, apareció la colección “STEPHEN KING: REY DEL TERROR”, un proyecto de la editorial DeBolsillo y el semanario Proceso, que consiste en la publicación de 10 obras de Stephen King, cada 15 días, a sólo $99 MXN. La colección terminó el año pasado, y decidieron hacer una segunda con 10 obras más; la que a continuación reseñaré es la segunda entrega de la primera colección, se trata de El Resplandor, que por cierto fue un regalo de mi novia. Comencemos.




    Título: El Resplandor (1977)
    Autor: Stephen King
    Editorial: DeBolsillo
    Páginas: 652

    Argumento.

    <<REDRUM>>, ésa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror. Danny tenía cinco años, y a esa edad pocos niños saben que los espejos invierten las imágenes y, menos aún, saben diferenciar entre realidad y fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose. <<REDRUM>>… <<MURDER>>, asesinato. Pero su padre necesitaba aquel trabajo en el hotel. Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Sí, su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar de aquel hotel de lujo de más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos.

    (Extraído de la parte posterior del libro)
    Opinión.

    La historia comienza cuando Jack Torrance acepta trabajar durante el invierno cuidando de un lujoso, aunque no muy bien afamado, hotel en las montañas: El Overlook. Entonces Jacky lleva consigo a su esposa Wendy y a su hijo Danny a vivir junto con él en su nuevo empleo, con la intención de arreglar los problemas familiares y personales de los últimos años. Ellos saben que será difícil, aunque siempre muestran entusiasmo. Pero desde hace tiempo, Danny, con apenas 5 años, posee un fuerte poder mental, que le ayuda a prever el futuro o descubrir dónde está la caja perdida con papeles de papá, y sabe que el Overlook tiene algo malo, algo que desatara una furia sobrenatural sobre toda su familia.

    Así, pues, estamos ante un ambiente por demás tenebroso, y una situación un tanto especial. Las primeras páginas de la novela, son las que nos ayudan a plantearnos la nueva situación de la familia, además de presentarnos al triangulo que la compone, junto con sus miedos, sus opiniones y todo lo que los rodea. Jack Torrance, el padre, es un antiguo alcohólico no retirado del todo, que sufre ataques de ira y que, durante toda la novela, está deseando tomar aunque sea una copa para calmar sus ansias. Wendy Torrance, su mujer, es una madre preocupada, frágil y demasiado celosa, ya que advierte que desde siempre su hijo quiere más a Jack que a ella. Y por último, Danny, el pequeño hijo, que es digamos, el protagonista de la historia. De verdad, Stephen King hace un gran esfuerzo mostrándonos antecedentes y adentrándose profundamente en las mentes de sus personajes, por lo que éstos se vuelven más vívidos y más tangibles para uno como lector. Punto bueno: el excelente trabajo con el reconocimiento y la vida de los protagonistas, que requiere una creatividad impresionante. No cualquiera logra que sus personajes tengan exactamente la edad, junto con las vivencias, planeada.

    Uno de los puntos más relevantes para mí, fue que tenemos un personaje, que no es un ser vivo, pero parece tener más vida que los demás. Sí, hablo del hotel, del Overlook. Es un lugar muy grande y antiguo, con miles de historias dentro de él, que permanecen en su interior y se revelan siempre que pueden. Las paredes hablan. Las habitaciones siguen hospedando personas muertas hace muchísimo tiempo. El salón sigue dando una lujosa fiesta que tal vez sucedió 30 años antes, o que tal vez sólo está en la imaginación de los actuales residentes. Desde el principio sabemos que Stephen King se inspiró en el famoso cuento de Edgar Allan Poe, La máscara de la Muerte Roja, pero, sin duda, quien haya leído La caída de la casa Usher del mismo Poe, no me dejará mentir cuando asevero que también constituyó una fuerte inspiración en El Resplandor, donde el lugar, llámese casa u hotel, tiene vida y un impacto letal sobre las personas que lo habitan. Punto muy bueno: el hotel, que toma un protagonismo esencial, y que ejerce la sinergia entre todas las partes de la historia. Una documentación exacta, como si se tratase de un lugar que en realidad existe. Genial.

    LO MEJOR: Ahora, lo que más me llenó de la obra en general, fue el punto desde donde la historia fue desarrollada. Muchas veces he pensado que hay historias muy buenas, con muchísimo potencial, pero que fueron tomadas por el camino equivocado, que no fueron explotadas de la manera correcta, o que no fueron escritas como el mismo escenario lo demandaba. Pues éste no es el caso. Stephen King ideó una historia tenebrosa, de fantasmas, muertes, psicología y horror en el más alto nivel; lo escribió con un estilo excelente, detallado pero nunca lento, y con el suspenso necesario para tenernos atentos. Y, sin duda alguna, lo acertado de poner a Danny en el punto principal de su historia fue lo mejor para mí. Porque todo lo horroroso que pasa en el Overlook, no habría sido lo mismo para un joven de 20 años en busca de aventura; NO, las tragedias que se desarrollan en El Resplandor, le suceden a un niño, prácticamente un bebé, de 5 años, que se esfuerza por ser valiente, pero que su misma inocencia y psicología de niño no se lo permiten, logrando en el lector un sentimiento de compasión y sufrimiento casi excesivo. Yo no soportaría ni la mitad de lo que Danny, insisto, de CINCO AÑOS, tuvo que soportar en ese espantoso lugar.



    Para concluir.

    Después de haber leído esta novela tengo en claro dos cosas: 1) el género del terror seguirá siendo uno de mis favoritos durante mucho tiempo más y 2) sin duda continuaré con Stephen King, quien ha entrado en ese top tres de mis autores favoritos, sin duda alguna. La lectura de esta obra es una de las más placenteras que he tenido en los últimos meses, además de que ha sido, junto con los cuentos del ya mencionado Edgar Allan Poe, de esas lecturas que me han hecho temblar y tener que cerrar los ojos y respirar un momento. Sonidos extraños, setos con formas de animales que nos atacan, pasados oscuros, el miedo hacia el futuro, un hotel que quiere encerrarnos en sus habitaciones para siempre, lagunas mentales y viajes a lugares desconocidos, nieve y mucho frío, una lucha por la supervivencia, el peligro, el horror, la amenaza de la propia naturaleza humana, historias alternas bien desarrolladas. No sé con qué debo quedarme de todo lo que la novela ofrece. Creo que decido quedarme con todo.

    <<Pero oye, Juan, ¿podrías resumir toda esa porquería que acabas de decir? No creerás que vamos a leerlo todo, ¿verdad? Dinos qué nos vamos a encontrar en El Resplandor>>. Bueno, amigos, la respuesta está entre las páginas de la obra:


    “¿Oía pasos que se aproximaban a la puerta, o eran sólo los latidos de su corazón?”

  3. Ya ha pasado bastante tiempo desde mi última publicación en el blog y, no sé, en realidad me han gustado algunas de las cosas que he estado compartiendo por este medio. Ahora, como parte de mis propósitos de este año, he decidido tenerlo un poco más atendido, así que verán más cosillas mías por aquí (claro, si es que alguien visita este pobre y desolado blog). Tengo algunas ideas nuevas para darle a este sitio un poco más de variedad y contenido para más gustos, como dicen “año nuevo, vida nueva”. Una de esas ideas es abrir una sección llamada Citas, donde estaré publicando algunas de las mejores frases que me vaya encontrando en los libros que lea y, en ocasiones, mis opiniones acerca de lo citado.

    Bien, para comenzar con esta nueva sección les traigo trece citas de la obra El Fin del Mundo y un Despiadado País de las Maravillas, del japonés Haruki Murakami. Este es un libro que ya reseñé hace tiempo aquí, y que se convirtió en una de mis obras favoritas de todo lo que he leído, un libro que en realidad recomiendo mucho. Así que si quieres ver dicha reseña sólo da clic aquí. Entonces, no hagamos más larga la espera y comencemos con esto.


    “Le dije que no lo entendía. Soy una persona bastante honesta. Cuando entiendo las cosas, lo digo, y, cuando no las entiendo, también. No me gustan las medias tintas. La mayor parte de los problemas, creo yo, surgen por expresarse con poca claridad. Y estoy convencido de que la mayoría de la gente habla de manera ambigua porque, en su fuero interno, busca problemas. Eso creo yo.”

    Esta cita me ha encantado porque me identifico mucho con ella. Es una de esas ideas que están en tu cabeza pero nunca has podido describir con claridad, entonces la lees en un libro y dices “sí, eso había querido decir”. ¿Les ha pasado alguna vez?

    “El corazón tiene esas cosas. Que nunca siente igual. Es como la corriente de un río. Según la configuración del terreno, fluye de una manera o de otra.”

    A menudo nos preguntamos y hasta quejamos acerca de las emociones, el por qué no podemos actuar de manera semejante en distintas ocasiones. Tal vez la respuesta sea algo parecido a lo que esta cita nos dice.

         “Para ser más preciso, el mundo cambia según dé uno un paso hacia la derecha o hacia la izquierda. Por lo tanto, el mundo se modifica a medida que cambian los recuerdos.”

    La gente dice que recordar es vivir. Eso está muy claro para Murakami y lo ha plasmado en varias de sus obras. Sin embargo, los recuerdos tienden a cambiar gracias a distintos factores.

    “Primero, hablemos del corazón. Me has dicho que en esta ciudad no hay luchas, odio ni deseos. Eso, en sí mismo, es maravilloso. Tanto que, si tuviera fuerzas, aplaudiría. Pero piensa que el hecho de que no existan luchas, odio ni deseos significa que tampoco existen las cosas opuestas. Es decir, la alegría, la paz de espíritu, el amor. Porque es de la desesperanza, del desengaño y de la tristeza de donde nace la alegría y, sin ellas, ésta no podría existir. Es imposible encontrar una paz de espíritu sin desesperación. Ésta es la «naturalidad» a la que me refería. Y luego está el amor, por supuesto. Lo mismo sucede con la chica de la biblioteca de la que hablas. Tú tal vez la quieras, pero tus sentimientos no conducen a ninguna parte. Porque ella no tiene corazón. Y un ser humano sin corazón no es más que un fantasma andante. Dime, ¿qué sentido tiene conseguir algo así? ¿Deseas para ti esta vida eterna? ¿Quieres convertirte, también tú, en un fantasma similar? Si yo muero aquí, tú pasarás a ser uno de ellos y ya jamás podrás abandonar la ciudad.”


    Esta es una cita algo extensa, más sin embargo resulta sencilla de entender. Estoy totalmente de acuerdo con la idea de que, para que existan las cosas buenas que conocemos y ansiamos, deben existir sus opuestos. Es el equilibrio, el Ying y el Yang de la vida.

    “«¿Y qué he perdido yo?», me pregunté, rascándome la cabeza. Sin duda alguna, había perdido muchas cosas. Si las hubiera apuntado todas en una libreta, posiblemente habría llenado un cuaderno entero de la universidad. Había sufrido mucho la pérdida de alguna de ellas a pesar de que, en el momento en que las perdí, creí que no importaba demasiado, pero con otras me había sucedido lo contrario. Había ido perdiendo diversas cosas, diversas personas, diversos sentimientos. En el bolsillo de un abrigo que simbolizara mi existencia, se habría abierto un agujero fatal que ningún hilo ni aguja podrían coser. En este sentido, si alguien hubiera abierto la ventana de mi piso, se hubiese asomado dentro y me hubiese gritado: «¡Tu vida es un completo cero!», yo no habría tenido ningún argumento en contra que esgrimir.”

    En sus obras, Murakami recurre a muchas analogías de este tipo, en la que cosas tan simples y cotidianas tienden a relacionarse con los sentimientos y pensamientos más profundos del ser humano. Esa simpleza me encanta, y creo que da una profundidad interesante al desarrollo en sus personajes.

    “Sin embargo, si hubiera podido volver atrás, me daba la sensación de que habría reproducido una vida idéntica a la que había llevado. Porque ésta —esta vida llena de pérdidas— era yo. Era el único camino que tenía yo de ser yo mismo. Por más personas que me hubiesen abandonado a mí, por más personas a las que hubiese abandonado yo, por más bellos sentimientos, magníficas cualidades y sueños que hubiese perdido, yo únicamente podía ser yo.”

    A veces he llegado a pensar que el destino existe, y que está en nosotros. No sé si nuestra vida está escrita, pero sí que creo en la posibilidad de que, a partir de nuestras acciones, ésta se va escribiendo. Dicen que la cabra siempre tira al monte, y quizá sea así. Si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo, sin duda, repetiría todo lo que en mi vida he hecho.

            “Mi yo estaba aquí, esperando a que yo volviera.”

    Esta es una cita que, tal vez, no diga mucho por sí sola, pero que una vez aunada a la historia principal del libro es muy profunda, por eso me ha gustado mucho. Sin embargo, la búsqueda del yo ha sido uno de los temas más tocados en la literatura existencialista y surrealista. Se presta a diferentes interpretaciones.

            “Tal vez fuese desesperanza. Turguéniev quizá lo llamaría desencanto. Dostoievski, tal vez infierno. Somerset Maugham tal vez lo llamase realidad. Pero lo llamaran como lo llamasen, eso era yo.”

    Otro aspecto recurrente en las obras del japonés son esas referencias a algunos otros autores clásicos. En esta cita, Haruki integra distintas referencias para volver a uno de sus temas predilectos: el yo.

           “La mayoría de las acciones humanas se basan en el presupuesto de que después vas a seguir viviendo, y si te quitan esta premisa, apenas te queda nada.”

    No es cosa del otro mundo que vivimos día a día sin apenas darnos cuenta de ello. Muchas de nuestras acciones son mecanizadas y rutinarias. Así vivimos, pero ¿y si supiéramos cuánto tiempo nos queda?

           “Morir significa marcharse dejando un envase de espuma de afeitar a medias.”

    Otra de esas analogías simples, un tanto chusca, pero que para mí tiene un significado muy profundo. No sé, no puedo explicar esta cita, simplemente me parece genial y verdadera. Así como un zas en toda la boca.

          “La tristeza, cuando es tan profunda, ni siquiera permite metamorfosearse en lágrimas.”

    Algo que considero muy cierto. Hay veces que la emoción es tan grande que no te permite expresarla de ninguna forma, lo cual, a su vez, se vuelve la forma de expresarla.

          “Aunque nadie lamentara mi pérdida, aunque no dejase un vacío en el corazón de nadie, aunque casi nadie se diera cuenta de que yo había desaparecido, no quería: mi existencia era asunto mío. Ciertamente, había perdido muchas cosas en el curso de mi vida. Tantas que, aparte de mí mismo, ya casi no me quedaba nada por perder. Sin embargo, en mi interior permanecía vivo el reflejo de lo que había perdido, y aquello era lo que había conformado mi ser a lo largo de mi vida.”

    Creo que esta es mi cita favorita de toda la obra. No hay mucho que explicar ni que opinar, simplemente ese tema del yo, y de amar la vida, con sus altas y bajas.

          “Mi vida siempre ha consistido en esto. En recoger basura, ir limpiándola a mi modo e ir arrojándola a otra parte. Pero es una basura inútil. Y se pudre allí donde está. Nada más.”

    Ésta es la última cita por esta ocasión, y es otra que me gusta mucho. Creo que nuestra vida podría resumirse en eso: ir deshaciéndonos de basura, una y otra vez.

    Así terminamos con las citas que más me gustaron de esta obra. Si les gusta esta sección, no duden en decírmelo. Si no les gusta, díganmelo de igual manera. Si les importa poco, también. En fin. Nos leemos en otra ocasión.

  4. Todos lloran | Cuento

    17 jun 2014


    Hoy estaba callada, más seria de lo normal. Cualquiera que viera sus ojos notaría un vacío más grande del acostumbrado. Estaba como pensativa. Parecía darse cuenta de lo mecánicos que se habían vuelto sus movimientos en los últimos años, pues los ejecutaba más despacio, interrogando con una boca seca a una conciencia sorda. Estaba vertiendo sobre una taza, su taza favorita, la misma cantidad de leche que la mañana anterior. Tomaba del mismo frasco de hacía años en la alacena las siete galletas que solía comerse todas las mañanas.

    —El humano que ideó comer leche con galletas fue un genio —dijo después de terminar, sólo que esta vez con más calma que en otras ocasiones. Hoy le pareció increíble la perfecta fusión entre cantidades de leche y de galletas; quien no piensa en lo no importante no puede darse cuenta de la importancia que ejerce sobre el universo—. Qué interesante.

    Aunque en verdad no le parecía tan interesante. Le sorprendió y hasta cierto punto le consideró digno de pensarse, pero apenas miró el reloj aquello se había esfumado. Era como si aquel reloj, el mismo reloj antiguo con números romanos, el mismo reloj que parecía estar en su casa desde el principio de los tiempos, le obligase a detener cualquier acción que realizara para poder dar paso a la siguiente. Si hubiera podido, quizás habría cerrado los ojos y acariciado su pelo. Poder, una palabra que le causaba escalofríos, la pensase en la connotación que la pensase. Quiso llorar, pero no pudo, no tenía tiempo. Pensó en que el uniforme del trabajo no le calmaba el frío, que le hacía tiritar sin remedio alguno. Ella preferiría irse en su piyama a trabajar, pero le estaba prohibido. Le dieron ganas de maldecir al que imaginó que sería un buen atuendo para el tipo de trabajo que ella realizaba, pero ya no maldecía porque no era ese su trabajo.

    Su trabajo comenzaba incluso antes de salir de casa, justo cuando sacaba de su cómoda una libreta con un montón de tareas realizadas y por realizar. Cada que se dirigía a la cómoda abría el cajón rápidamente, pero hoy se detuvo a mirar las baratijas que tenía sobre el mueble. Una fotografía en sepia de dos mujeres ancianas, un tintero y una pluma, un joyero con unos pendientes que ya no le gustaban, una botella de vino que le había regalado algún antiguo cliente, y un gran sombrero con plumas y flores que utilizaba en su empleo. Suspiró al pensar en el día que comenzó a trabajar ahí, y recordó cómo refutaba al no querer portar el ridículo sombrero que, una vez puesto, parecía incluso parte de su propio cuerpo. Las manos le sudaban. Tomó el sombrero y la libreta, los llevó a la mesa y se sentó para comenzar a revisar sus anotaciones, no sin antes quejarse del dolor en su columna.

    Después de terminar de revisar su libreta, y realizar algunas anotaciones sobre antiguas anotaciones, se llevó la mano a la frente. No por algún error en su agenda, sino porque había olvidado de nuevo planchar su arrugado vestido. No le hacía falta lavarlo, pues rara vez lo ensuciaba y casi nunca sudaba, por lo que ni con ojos ni nariz parecía sucio. Pero siempre se le olvida plancharlo, y eso sí que le molestaba bastante porque, a pesar de no amar su uniforme ni su trabajo, debía y quería dar una buena imagen. Justo como siempre lo había hecho. Pensó que eran sólo problemas de mujer, pero de una mujer ya de avanzada edad y con muchísimo camino todavía por recorrer. Dejó de quejarse por lo de siempre y se apuró a prepararlo todo. La rutina era algo que nunca le había molestado, porque no advertía que le acompañaba siempre; pero hoy que lo pensaba mejor, la rutina le daba muchísimo miedo. Mientras planchaba con gran apuro su vestido, le pareció que su vida estaba llena de un profundo vacío, más grande que el de sus ojos. Se vistió velozmente, tomó su bolso, no sin antes revisar que traía todo lo necesario y salió de su casa. Justo cuando cerró las dos puertas de su entrada, dijo:

    —¡Qué difícil es ser la Muerte! —y se puso a llorar, pues olvidó de nuevo sus llaves.




  5. “El impacto y el dolor de una pesadilla puede ser mucho mayor que el de un puñetazo. Asimismo a veces lo que duele no es tanto ese puñetazo como la emoción tras él.”

    Alfred Hitchcock, padre del thriller psicológico
    ¿Alguna vez has sentido que, mientras caminas solo por la calle, alguien te sigue? ¿Alguna vez has sentido esa sensación de ser observado, vigilado y hasta controlado? ¿Imaginas no poder moverte sin temor a que algo malo suceda? Éstas son sólo algunas de las características que invaden a los personajes en cualquier clase de thriller. El suspense es un género de literatura, cine, televisión y videojuegos que se caracteriza principalmente por llevar un ritmo rápido y una atmosfera de terror y excitación que harían estremecer hasta a los más valientes. Además, el suspense aunado al terror psicológico forma un género que, como lector, provoca un estado de angustia y nerviosismo que recorre todo el cuerpo. Bueno, pues, un hombre estadounidense nacido en los años 50, llamado John Katzenbach, es hoy por hoy uno de los referentes mundiales en el género del thriller psicológico, y su novela más aclamada, El Psicoanalista, es la respuesta al por qué este señor tiene la fama que tiene.


    Título: El Psicoanalista (2002)
    Autor: John Katzenbach
    Editorial: Ediciones B
    Páginas: 523

    Argumento.

    <<Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte.>>

    Así comienza el anónimo que recibe Frederick Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una vida tranquila. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la existencia imposible. De no conseguir su objetivo, deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo, uno tras otro, sus familiares y conocidos mueren por obra de un asesino, un psicópata decidido a llevar hasta el fin su sed de venganza.
    (Extraído de la parte posterior del libro)

    Opinión.

    No sé si soy el único, pero siempre que veo el nombre de Katzenbach me viene a la mente Stephen King. Si bien King cuenta con más de 50 obras que son pilares en el género del terror contemporáneo, Katzenbach, con sus apenas 13 novelas, ya es un referente en lo que es su estilo; y ambos escritores son bestsellers del ambiente oscuro, del lado malvado de la literatura. Quizá sea un poco injusto comparar al uno con el otro, pero, bueno, ¿qué puedo hacer yo si mentalmente los relaciono casi todo el tiempo?


    El Psicoanalista nos narra el juego en el que Frederick Starks, o simplemente Ricky, se ve obligado a participar. Un juego no apto para simples niños. No, éste es un juego de vida o muerte. Un enigmático psicópata, que se hace llamar ‘Rumpelstiltskin’, es el creador de este juego, en el que el objetivo es simple: vengar a su madre muerta, a quien Ricky, en sus inicios como analista, no pudo ayudar y terminó suicidándose. Así es como comenzará la historia y, a lo largo de las quinientas y tantas páginas del libro, veremos a Ricky enfrascado en una carrera contra el reloj para salvar su propia vida. Como lo dice el argumento, lo único que Ricky debe hacer para salvarse es descubrir la identidad del antagonista. Suena fácil, ¿no?

    PUES NO. Rumpelstiltskin es un ser humano malvado, inteligente, controlador y sorprendentemente ágil. Conoce toda la vida de Ricky y, apenas comenzado el juego, le demuestra que no conoce límites y que está dispuesto a hacer lo que sea para que nuestro analista pierda. Cuenta con algunos secuaces, entre los que se destacan la hermosa Virgil y el recto Merlin, que se le aparecen a menudo a Ricky y le vuelven imposible la existencia. Pero poco a poco Ricky se va sumiendo en una profunda sensación de terror —¿y cómo no? —, que lo orilla a desconfiar de todo y de todos. Ya no sabe a dónde, a quién ni a qué acudir para pedir ayuda, porque apenas parece lograr un avance en su objetivo, le ocurre algo de lo que parece que no va a poder levantarse. Punto bueno: la trama y los giros que el autor ha logrado, que no nos permiten relajarnos ni nos dejan parar a tomar un respiro.

    John Katzenbach (EUA 1950)
    Después de terminado el libro, intento ponerme en los zapatos de Ricky, y sólo así me doy cuenta de que el autor lo posicionó en el ambiente adecuado: el del psicoanálisis. Sólo una persona con tal resistencia mental podría soportar las pautas del juego macabro en el que se desarrolla la obra. Sin embargo, no debemos engañarnos; no es secreto que, a menudo, quienes ayudan a otros son quienes tienen más problemas. Ricky es un hombre solitario, al que su familia y sus colegas de profesión han ido abandonando. Tiene que vivir eternamente con el recuerdo de su difunta esposa y con el peso en las espaldas de una vida llena de rutina, melancolía y una amarga soledad. Punto muy bueno: el telón y escenario que el autor eligió para su obra, convirtiendo un thriller poderoso en uno indestructible, con juegos mentales y de raciocinio. Al fin y al cabo, eso es lo que yo busco en un héroe que se enfrente a un villano tan poderoso: poder mental antes que físico.

     Para concluir.


    Una novela oscura, con escenarios tensos y de un suspenso inimaginable. Una obra donde el ritmo toma un protagonismo interesante, elevándola al grado máximo del thriller, y no permitiéndole caer de esa cima en ningún momento. Adentrándose en las páginas, uno puede apreciar la conmoción y desesperación de Ricky; uno puede comprender que el movimiento del reloj duela; uno puede sentir el miedo que un ente, al parecer omnipresente, omnipotente y omnisapiente, infringe, no sólo sobre el protagonista de la novela, sino también sobre el lector de la misma. Una novela que, a pesar de no ser un clásico, de tener 12 años de edad, se sigue reimprimiendo y se sigue vendiendo de manera maniaca. No sé los demás, pero yo no puedo esperar para que esta obra la lleven a la pantalla grande, ya que, si logran captar ese suspenso que John Katzenbach ha plasmado de manera escrita en un guion de cine, no tengo dudas de que nos hará saltar sin querer soltar el asiento. Terror psicológico, venganzas, giros en la trama, decepciones, fugaces alegrías, sorpresas, incendios, asesinatos, suicidios, pobreza, ruinas y sobre todo una poderosa esencia maligna es lo que podremos encontrar en esta obra.

    <<Pero oye, Juan, ¿podrías resumir toda esa porquería que acabas de decir? No creerás que vamos a leerlo todo, ¿verdad? Dinos qué nos vamos a encontrar en El Psicoanalista>>. Bueno, amigos, la respuesta está entre las páginas de la obra:

    “Tememos que nos maten. Pero es mucho peor que nos destruyan.”